Cuando se piensa en bancos e instituciones financieras, la agilidad no suele ser la primera palabra que viene a la mente. Más petroleros que lanchas rápidas cuando se trata de hacer cambios bruscos de dirección, no es de extrañar que tantos bancos hayan tardado en ofrecer servicios de banca móvil significativos que pongan el rendimiento en primer plano para los clientes. En comparación con los minoristas y los proveedores de servicios, que llevan años liderando el despliegue de servicios móviles ricos en contenidos, los bancos se han quedado atrás. servicios financieros La industria ha empezado poco a poco a seguir su ejemplo, pero no sin dificultades.
De hecho, la gran mayoría de los bancos y otras instituciones financieras están intentando, y fracasando, recuperar parte del terreno que han perdido al unirse a la revolución móvil. ¿Por qué? En pocas palabras, la respuesta para la mayoría es que su infraestructura no está a la altura. En consecuencia, no están preparados para un aumento de la demanda de usuarios que consultan su saldo y gestionan sus cuentas sobre la marcha a través de dispositivos móviles. En años anteriores, los bancos tenían un ordenador central que sólo era capaz de realizar lo que hoy consideraríamos tareas relativamente sencillas. Podía hacer un seguimiento de las transacciones de los clientes en una base de datos, ofrecer un puñado de servicios en línea a los usuarios y realizar otras tareas de bajo nivel con facilidad. En un momento en que la demanda de datos era limitada, era la solución perfecta.
Hoy en día, sin embargo, el creciente interés por la banca móvil ha cambiado todo eso. En lugar de realizar las mismas tareas sencillas de antes, se está pidiendo a la misma infraestructura que ponga los datos a disposición de los clientes en sus aplicaciones móviles bajo demanda. Conviene aclarar que esto podría no haber sido problemático si, como se pensó en un principio, sólo un pequeño número de usuarios decidiera acceder a la aplicación una o dos veces por semana. Sin embargo, tal ha sido la demanda de servicios de banca móvil en los últimos tiempos que el cliente medio opta por utilizar su aplicación de banca móvil varias veces al día en su lugar.
Teniendo esto en cuenta, no es de extrañar que tantos sistemas bancarios hayan tenido problemas para soportar la presión, afectando al propio rendimiento del servicio diseñado para hacer más cómoda la gestión de las cuentas. ¿No es hora de que los bancos se den cuenta de que, para adaptarse al nuevo mundo móvil, no pueden depender de herramientas antiguas y prehistóricas en forma de infraestructura heredada que pertenece a una época pasada?
Como resultado, el mainframe se ve sometido a una gran presión y los bancos temen que, si no son capaces de ofrecer soluciones móviles que funcionen bien de forma constante, los clientes se quejen o decidan llevar su negocio a otra parte. Para que esto no ocurra, los bancos dedican más recursos de los que pueden al mantenimiento y, en consecuencia, tienen menos capacidad para ofrecer servicios adicionales de valor añadido a sus clientes.
La respuesta clara para las entidades financieras es que deben aceptar que no pueden confiar en herramientas de la Edad de Piedra para ofrecer un rendimiento adecuado a los clientes en el siglo XXI.st siglo. Es esencial que los bancos adopten herramientas que puedan escalar la cantidad de datos en respuesta directa a la demanda de los clientes móviles. Disponer de plataformas móviles cómodas que empoderen al cliente es inútil y potencialmente perjudicial si el rendimiento se ve afectado por la falta de capacidad para escalar los datos en momentos cruciales. Los clientes exigen un servicio coherente en todas las plataformas, y la banca móvil debe estar equipada entre bastidores con las herramientas necesarias para garantizar un alto rendimiento, que además permita a las entidades financieras el ancho de banda que necesitan para ofrecer otros servicios de valor añadido.
Además, la creación de soluciones móviles en torno a una infraestructura moderna ayudará a las entidades financieras a prepararse para el futuro frente a las presiones adicionales causadas por el salto vertiginoso del sector a la era de la información. ¿No es hora de que su banco se decida a abandonar la Edad de Piedra y le ofrezca un servicio móvil realmente diseñado para el siglo XXI?st siglo?